top of page
Buscar

Avisar con tiempo

Anselmo sabía que le quedaban dos semanas, pero no quería traspasar la frontera hasta no reunir a toda la familia.


Siete hermanos, treinta sobrinos y un centenar de nietos, componían esa familia tan peculiar.


Anselmo era el mayor. Había tenido una vida plena con altibajos como la mayoría, mucha suerte como la minoría y momentos irrepetibles como casi todos sus amigos y familiares.


ree

Tal como se lo comunicó su médico de cabecera, sabía que el cáncer acabaría con él en pocos días.


—Ve despidiéndote de la familia y deja todo atado y bien atado, —le dijo con mucha serenidad el Dr. Gutiérrez.


Juan Gutiérrez fue el médico que, con los años, se había convertido en uno de sus mejores amigos.


En ese instante en el que intuyes que no hay vuelta atrás, debes avisar con tiempo a los tuyos porque nunca se sabe cuando será tu último desayuno, cuando te atarás los zapatos o te lavarás la cara por última vez en tu vida; cuándo le dirás a tu esposa que siempre la amaste, cuando mirarás fijamente a tus hijos a los ojos y, sin mediar palabra, sabrán que siempre estuviste a su lado. 


Justo en el momento en que tus pulmones inhalen la última bocanada de aire, sabrás que no habrá otra oportunidad para decirles que siempre los amaste.



****

Lo acababan de enterrar. Su último suspiro había dado paso a un frío silencio, roto solo por el chirrido de la pala cubriendo su cuerpo. Sin embargo, su mente permanecía despierta. Activó el wifi neuronal, el puente que prometía vencer la soledad incluso en la muerte.


—Hola, ¿hay alguien disponible por aquí? —preguntó con un matiz de incertidumbre.


—Sí, hola, ¿qué tal? —respondió una voz, cálida y distante a la vez—. ¿Acabas de llegar?


—Sí, sí. Quería charlar con alguien antes de que me ataque la soledad.


—Perfecto. Propón un tema —dijo la voz, entre amable y resignada—. Pero ten en cuenta algo: por mucho que hablemos, te sentirás igual de solo que cuando estabas afuera conectado todo el día con esa montaña de amigos virtuales que tenías.


Él guardó silencio por un instante, reconociendo la verdad en aquellas palabras. En vida, había buscado conexión con frenesí, sumido en un océano de mensajes, likes y notificaciones. Ahora, en este nuevo estado, enfrentaba la misma paradoja: rodeado de ecos, pero vacío de presencias.


—¿Qué hacemos entonces? —murmuró.


—Esperamos —respondió la voz—. Tal vez alguien recuerde que estar realmente acompañado no tiene nada que ver con la tecnología, ni aquí ni allá. ¿Tienes tiempo para reflexionar?


—Sí, estoy dispuesto, pero debéis avisar con tiempo para evitar sorpresas —respondió resignado.


1 comentario

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
Streetjas
15 ago
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Yo también he tenido siempre problemas con avisar con tiempo. Aunque más concretamente... Llegar al destino.. Con tiempo de antelación.

Supongo que me pasará lo mismo cuando me muera. Lo mismo que en tu relato Xanco.

Me gusta
¿Te apuntas al blog?

Envío correcto, ¡gracias!

Donate with PayPal

​Nos puedes ayudar con aportaciones a través de PayPal  Muchas Gracias

© 2025 Dowlezes

bottom of page