¿Después del deceso, tenemos que temer que nuestra reputación quede manchada porque nuestro cuerpo pueda expulsar heces? ¿Podemos ser el hazmerreír de las generaciones venideras?
La respuesta corta es sí. Vamos a por la larga.
Efectivamente, es posible que, después de estirar la pata, el cuerpo expulse desechos. Esto es un proceso natural que forma parte de la relajación de los músculos post mortem, incluyendo el esfínter anal externo.
El esfínter, un músculo controlado por el cerebro, previene la evacuación involuntaria, permitiéndonos así una existencia socialmente ordenada y sin sustos no deseados. Sin embargo, con la muerte y el cese de la función cerebral, este control desaparece y los músculos se relajan, lo cual puede ocasionar la expulsión de residuos acumulados.
El rigor mortis causa inicialmente la rigidez muscular, pero, después de un tiempo, los músculos se sueltan, facilitando potencialmente la liberación de cualquier contenido intestinal.
En la práctica de servicios funerarios, es común que los profesionales se encuentren con residuos inesperados al gestionar un cuerpo. La limpieza de estos desechos es parte de su labor cotidiana, similar a la adaptación de los padres al cambio de pañales de sus hijos.
Cuando dejes este mundo, no te preocupes si pasa algo de todo esto porque no te enterarás. Preocúpate por las cosas que te pasan mientras sigues vivo.
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Sólo necesitaba seis décimas para sacarse de encima la especialidad de Gastroenterología. Solo seis.
En una de las muchas reuniones a las que acudían los alumnos de quinto de medicina, Juan alzó la voz más de la cuenta.
—Estoy hasta los cojones del profe. Creo que me tiene manía. ¿Por qué ha aprobado con tanta benevolencia a Matilde si yo me he esforzado el doble que ella durante todo este semestre? No hay derecho.
Sólo necesitaba seis décimas para sobrepasar el umbral de los aprobados.
—Ya sé por qué ha aprobado a Matilde con buena nota, —apuntó Roberto desde la barra del bar. Y con un gesto un tanto despectivo, le hizo entender a Juan que se la estaba agenciando desde el semestre anterior.
Juan entendió perfectamente que así era imposible competir con Matilde.
—No me pienso rebajar como ella.
Diego, su amigo de la mili y con el que empezó la carrera de medicina, le comentó por lo bajini que ya tendría tiempo de cagarse en su profe y además, -cuando lo hagas-, don Ramiro no te podrá abroncar porque sabe perfectamente que una vez muertos, nos podemos cagar en él e incluso en la madre que lo parió.
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