La vida moderna es como un videojuego en modo difícil, pero sin tutorial. Uno de los grandes misterios de nuestra era es por qué, cuando estamos apurados, el Wi-Fi decide convertirse en modo tortuga. Ahí estamos, tratando de enviar ese correo súper importante, y el círculo de carga gira como si estuviera meditando sobre el sentido de la vida.
Hablando de tecnología, ¿qué tal cuando el móvil predice lo que queremos decir? Te esfuerzas por escribir "nos vemos luego", y el auto corrector decide que en realidad querías decir "nos vemos en el zoológico". Y claro, te das cuenta justo después de haberlo enviado. Ahora la otra persona piensa que tienes una cita para ver a los pandas.
Otro gran avance de la vida moderna son los "retos virales". Antes, nuestros desafíos eran simples: ir al súper y no olvidar el pan. Ahora, tienes que equilibrar una botella en tu cabeza mientras bailas, todo por 15 segundos de fama.
Y las redes sociales, donde pasamos más tiempo que con nuestros amigos reales. Nos preocupamos más por los “likes” en una foto de brunch que por el brunch en sí. Te pasas media hora buscando el ángulo perfecto del aguacate, y cuando por fin comes, está frío.
Vida moderna: un caos divertido que nos mantiene entretenidos… y ligeramente confundidos.
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Hace poco me encontré con César en la plaza del pueblo. Tenía la mano derecha en alto como si quisiera agarrar una nube. Aparte del saludo correspondiente, le pregunté por qué tenía la mano derecha alzada y la izquierda metida en el bolsillo del pantalón.
—Estoy buscando la maldita cobertura del móvil. No puedo activar esta app del infierno. Me tiene hasta los mismísimos. —Me dijo con cara de pocos amigos.
—¿Y por qué la necesitas?, —le pregunté con una inocencia desbordante.
—Si no puedo activarla, no puedo cargar la batería de mi Tesla. Estoy seco y no llegaría ni a la esquina.
¿Nos hemos vuelto imbéciles o qué? Tanta tecnología diría que no es buena. Así que si no dispones de cobertura, no puedes activar una app que te identifica como el propietario de un Tesla y por consiguiente, te quedas tirado como una colilla.
Para ser más modernos, podría rectificar diciendo que te quedas tirado como un vaporizador.
Hace poco, lo encontré en la gasolinera de toda la vida. Bueno, exactamente de toda la vida, es un decir.
Cuando quieres repostar combustible en una gasolinera automática, algunas opciones del menú no funcionan bien; la huella dactilar entre ellas.
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A veces añoro los tiempos en que era niña. La vida era más auténtica y sencilla.
Me pasaba horas y horas jugando en la calle con todos mis amigos del barrio. Jugábamos juntos grandes y pequeños. Nadie tenía un perro como mascota, teníamos uno entre todos, un perro que de repente aparecía por el barrio y que adoptamos.
También añoro las conversaciones en el tren, donde siempre había un ambiente afable y distendido, hablábamos con nuestros compañeros de asiento y mirábamos por la ventana.
Ahora, cosas de la vida moderna, los niños están en casa, siempre delante de una pantalla. En el tren todo el mundo está mirando su móvil, con caras serias y sin relacionarse con nadie.
Hay cosas que han mejorado con la vida moderna pero el ser humano se ha ido deshumanizando y aislando y eso no es algo bueno para la humanidad.
Desde las altas esferas nos venden la privacidad, cuando en realidad tenemos menos privacidad que antes, también la individualidad. Somos más vulnerables sin la comunidad, sin la familia, pero eso es lo que interesa a las élites.
Divide y vencerás. Tenemos que despertar de esta matrix y volver a la autenticidad de la vida!.
by solillum
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