Costumbres y manías

Los seres humanos somos animales de costumbres. Claro, "costumbres" suena elegante, como algo que harías en un ritual ancestral. Pero no, aquí hablamos de esas cosas raras que hacemos a diario y que, si nos observamos desde afuera, parece que estamos un poquito... ¿cómo decirlo? ¿Desajustados?

Tomemos el clásico ejemplo: la puerta. Hay quien no puede salir de casa sin revisar tres veces (mínimo) si la cerró. Ojo, aquí no hablamos de un vistazo rápido. Estamos hablando de ese ritual donde miras, intentas abrirla, escuchas el clic, te alejas dos pasos… y vuelves. Porque claro, uno nunca sabe cuándo la puerta puede decidir rebelarse y abrirse por sí sola.

Luego tenemos la costumbre de dejar el móvil cargando “un poquito más”. Sabemos que al 100 % ya está listo, pero ahí está el 101 % mágico que da poderes extras. Nadie lo dice en voz alta, pero todos sabemos que ese “extra” nos hará tener un mejor día.

Porque al final, esas manías y costumbres son nuestra esencia. Es lo que nos hace únicos y, admitámoslo, un poquito extraños. Así que, la próxima vez que revises la puerta por décima vez o encuentres un ritual absurdo que haces a diario, recuerda: todos estamos en el mismo barco de las rarezas. Y eso, al final del día, es lo que nos mantiene entretenidos.

by Culturanima

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Limpiarte los cristales de las gafas, únicamente con una de esas gamuzas que te regalan en la Óptica, se puede convertir en una manía, sobre todo si por casa tenías siete u ocho de esos trapos y ahora no encuentras ninguno. Deberías tener la costumbre de guardarlas siempre en el mismo lugar. Pues no hay manera de encontrarlas. ¿Y no podrías usar agua y jabón como hace la gente?

Conozco a un tipo que tiene la mala costumbre de mirar videos de YouTube por la noche. A ver si le pican los ojos y agarra el sueño. Claro que no mira cualquier video, no. Empezó mirando esos en donde la gente tiene la manía de hacer cosas extrañas y desde entonces está enganchado.

Aparcas el coche tres calles más arriba de tu casa. Hay falta de sitio. Demasiados vehículos para tanta gente. Tienes la costumbre de doblar los retrovisores porque no te fías de nadie. No sea que algún imbécil se acerque demasiado y se los cargue, como ya pasó hace tres meses.

Antes de entrar en el portal, te detienes en seco. En tu cabeza resuenan las preguntas de siempre: ¿he doblado los retrovisores? ¿Me estaré volviendo un maniático?

by Letslukin

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Ana nunca fué una mujer de costumbres ni manías, no le gustaba la rutina, le parecía que vivir de forma rutinaria era aburrido y que no tenía ningún aliciente.

Por su trabajo, necesitaba seguir normas, horarios fijos, pero siempre que podía se atrevía a improvisar y a hacer cambios según el momento y las circunstancias.

Un Alma libre encerrada en un cuerpo muy denso, viviendo en una sociedad cada vez más normativa y encorsetada, ¡menudo aprendizaje!

—Quiero volar por el universo, sentir que soy ligera como una chispa de luz divina.

El día a día, aquí en la tierra, hizo entender a Ana que adquirir hábitos y algunas rutinas podían ayudarla a gestionar mejor su tiempo y facilitarle las cosas. Pudo observar a muchos humanos que así lo hacían. Aunque para ella era como robotizarse, intentó actuar como una buena terrestre, pero no acabó de funcionar del todo ya que iba en contra de su naturaleza libre.

En la tierra se habla de saltar de mata en mata, de ir como pollo sin cabeza, de déficit de atención, procrastinación, desorden, falta de organización y disciplina…

No todos somos iguales, cada cual tiene su ritmo y su manera de bien hacer y todas ellas son correctas, personales.

Seamos fieles a nuestra esencia.

by solillum