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Interpreta lo que quieras... o puedas

En internet circula una ilustración ingeniosa, de un autor ocurrente. El dibujo presenta a un tipo en la cama con pocas ganas de levantarse, y en el que reza la frase: “hoy tenía que vivir, pero me he dormido”. Para algunos puede parecer graciosa y para otros una cosa diferente, incluso totalmente opuesta.



Un fanático de las interpretaciones puso en marcha un sencillo experimento que consistía en enviar la ilustración a cinco personas para descubrir sus puntos de vista.


Al recibirla, probablemente, el subconsciente de cada uno entendió “interpreta lo que quieras”, es una invitación a explorar posibilidades. Sin embargo, el “o puedas” les recordó que no siempre tenemos todas las herramientas, que somos humanos y que a veces solo podemos hacer lo mejor dentro de nuestras limitaciones.


El resultado del experimento fue el siguiente:

Persona 1 – contestó con un corazón rojo

Persona: 2 – envió una foto en la misma postura que el tipo de la viñeta

Persona 3 – le pareció triste, y preguntó al remitente si le pasaba lo mismo

Persona 4 – se limitó a enviar un emoji de una cara riendo

Persona 5 – envió un discurso en audio de dos minutos filosofando sobre los estados de ánimo y la solución a los problemas que están dentro de cada uno.


Conclusión, la interpretación es una danza entre nuestra mente y el mundo, donde nos permitimos crear nuestro propio significado de todo lo que nos rodea.



****

Cristina le pasó por correo electrónico, la pieza número 77 del tercer volumen del Mikrokosmos de Bartók.

—Estúdiala bien. No tengas prisa. Interpreta lo que quieras o puedas. Ya sabes que confío en tí. Sé perfectamente que lo harás bien.


Lucas tenía examen en el conservatorio del Liceo a finales de año. El repertorio que había escogido era de lo más variopinto: Prokófiev, Tchaikovsky, Ana Magdalena Bach y Bartók, su preferido.


Tenía diez meses por delante.


Cristina, su profesora de piano, le recordaba a menudo que lo importante era pasarlo bien. No hacía falta ser extremadamente exacto con el metrónomo.


Las palabras de su profe favorita resonaban en su cabeza siempre que se disponía a estudiar dos horas.


El hecho de usar unos auriculares, le permitía tocar hasta altas horas de la noche. Además, aprovechando que ese año estaría de baja por la operación de rodilla, dispondría de todas las horas del mundo.


Una tarde se reunieron en la ciudad para hablar de sus cosas, de las clases y de la vida en general.


Tenían una conexión especial que no habían experimentado nunca. No eran solamente alumno y profesora. Entre ellos había mucha química, pero solo hasta el quinto compás.


1 Kommentar

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Streetjas
16. Mai
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Culturanima, yo sería el de la respuesta 2 y 4.😜

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