La importancia del camello en el pesebre
- dowlezes
- hace 1 día
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Todo empezó cuando el cura del pueblo decidió añadir un toque de realismo al pesebre viviente. Este año, en vez del clásico camello de cartón, trajeron a Rufus, un camello de verdad, prestado del circo que había pasado por allí. "Será la estrella del pesebre", dijo el cura con entusiasmo.

El problema era que nadie le avisó a Rufus que debía comportarse como una estrella. Durante el ensayo general, mientras los Reyes Magos intentaban entrar solemnemente, Rufus decidió que era el momento perfecto para estornudar… sobre Baltasar. Luego, al aburrirse, empezó a masticar la barba postiza de Melchor.
"¡Rufus, basta!" gritaba el cura, pero el camello parecía disfrutar del caos. En medio de todo, el burrito del pesebre, indignado por la atención que Rufus estaba recibiendo, soltó un rebuzno que hizo saltar a los pastores, quienes derramaron el heno por toda la plaza.
El día de la representación llegó, y la plaza estaba llena. Cuando los Reyes Magos se acercaron al pesebre, Rufus, como si entendiera la importancia del momento, permaneció quieto. Todo iba bien… hasta que soltó un sonoro pedo que hizo reír a todo el pueblo.
Desde entonces, el pesebre viviente no fue solo una tradición, sino también el evento más divertido del año. Y Rufus, por supuesto, seguía siendo la estrella.
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Como cada año, Lucas en octubre ya empieza a montar el pesebre. Es un friki de los escenarios.
No le gustan los convencionalismos y le apasiona recrear ambientes con motivos irreverentes.
Este año toca plasmar una escena sobre el sórdido mundo de la droga.
Los protagonistas en un pesebre tradicional son pastores, el caganer, la pareja con el niño en el pajar, los reyes, figurantes de diversas profesiones, animales, un ángel y los decorados con papel de aluminio, corcho y tal vez polvo blanco imitando a la nieve.
En el de Lucas aparece la pareja de la guardia civil, la virgen, el carpintero y el crío, la prima Dora que hará de enlace, tres pastores sospechosos portadores de cuatro fardos montados en un camello y la mula Francis cargada de chocolate.
Entre dos corchos, cerca del río de plata, se esconden dos pajes. El tercero se planta frente a Dora para negociar con el dueño de la mula.
—Ya sabes de la importancia del camello en el pesebre. Así que te lo cambio por la mula y este fardo que traigo conmigo, recién llegado de Oriente. Lo tomas o lo dejas.
—Tengo al ángel esperando en el pajar.
—Tú mismo.





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