Hay mentiras y mentiras. Las malas, que pretenden hacer daño, y las buenas, que son el lubricante social para sobrevivir al caos diario y mantener el orden mundial.
Las piadosas, son esas pequeñas joyas que todos hemos soltado en algún momento para evitar desastres cósmicos. A veces la vida nos obliga a tirar de creatividad narrativa.¿Quién no ha dicho alguna vez “no estoy enfadado, solo estoy cansado”? O el clásico: “en cinco minutos llego”, mientras aún estás en casa buscando un calcetín.
Por ejemplo, cuando tu amigo te pregunta si te gusta su nuevo peinado que parece inspirado en un nido de pájaro, y tú, con una sonrisa, sueltas un “¡Te queda genial!”. Porque sabes que la amistad no tiene precio, pero un mal comentario sí puede costar caro.
Luego están las que se dicen por pura supervivencia: “He leído y aceptado los términos y condiciones”. Claro, como si alguien en la historia de la humanidad hubiera leído esos textos infernales.
En fin, mentimos por amor, por pereza, por mantener la paz mundial o simplemente porque necesitamos esos cinco minutos más en la cama. Así que, la próxima vez que sueltes un “ya casi llego”, solo recuerda: no es mentira, es diplomacia. ¡Y qué sería de nosotros sin un poquito de diplomacia en esta jungla!
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—¡No mientas! Lo diré una vez más. —De verdad, mamá. Yo no fui. Lo prometo.
¿Cuántas veces nos pilló mamá al entrar en casa de madrugada, con aquellas borracheras del quince y que, para no despertarla, te descalzabas en la portería?
Daba igual, porque las madres eran expertas en trampas y aunque fueras con sigilo, seguro que romperías la jarra que le regaló su abuela.
Mentiras piadosas que no llevan a ningún sitio hay montones.
Sin ir más lejos, ¿quién no tiene un amigo que dice “bajaré en cinco minutos”? Te levantaste a las cinco de la mañana para estar debajo de su casa a las seis. Habías quedado con un grupo de moteros a veinticinco kilómetros de distancia y no te gusta llegar tarde.
Es demasiado pronto para liarla clavando tu dedo índice en el interfono porque tu amigo no aparece. Son las 6:30, las 6:45. Nada. Desistes y te vas.
A las 13:00, tu amigo te llama: —¿Pero no habíamos quedado a las 6:00 abajo?
Tu respuesta no se hace esperar. —Pero, ¡qué huevazos tienes chaval! Estuve esperando hasta las 6:45. ¿Sabes cuál fue su respuesta? Una mentira como un campanario de alto.
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Como extraterrestre que soy, de un planeta muy avanzado, nunca entendí la mentira ni muchas otras actitudes de los habitantes de la Tierra.
A lo largo de estos años he podido observar, que muchos terrícolas utilizan la mentira en su vida cotidiana, unos más que otros, eso sí. Algunos hasta se ponen de acuerdo para convertir una gran mentira en una gran verdad, convenciendo a un gran número de personas.
Al final he llegado a una triste conclusión, muchos humanos aquí carecen de criterio propio y no han desarrollado aún un nivel alto de conciencia y responsabilidad personal. Necesitan ser guiados y dirigidos por quien ostenta el poder. ¿Será parte de mi misión terrícola aportar luz y despertar conciencias? Creo que sí.
Un amigo, hace poco, me habló de las mentiras piadosas, otro tipo de mentira. Estas las empiezo a entender un poco, se utilizan para no hacer daño a un tercero. ¿Seré capaz de usarlas?
Podría probar a hacerlo, si es por el bien ajeno.¡Quizás también las pueda utilizar para mi propio bien!
Me siento confundida, la densidad de la Tierra me está afectando…
¡Quiero volver a mi planeta!
by solillum
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