Un amigo pasó una mala racha y tuvo que recurrir al primer curro que pilló. Lo contrataron en el servicio de limpieza de la ciudad (vamos, dejándonos de ostias y eufemismos, de basurero de toda la vida), temporalmente, eso sí, no fuese que le cogiera cariño a ese trabajo tan enriquecedor en todos los sentidos. Además de tener que trabajar mientras la mayoría duermen, tenía que aguantar las mofas de los que no dormían por gusto de farra nocturna.
Pero era un tipo decente y tranquilo, no lo cabreaban con facilidad, se limitaba a cumplir con el horario y para casa que mañana será otro día (o noche, según gusto del lector de turno).
Pero, al tiempo, notó que algo no andaba bien. Unos efluvios provenientes de las entrañas le molestaban más de lo soportable. No sabía que estaba pasando, intentaba olvidarlo y seguía su ruta recogemierda.
A los que salían de los garitos con más copas que ropa, caso omiso, bastante tendrían con la resaca que les esperaba.
Al fin entendió esos amagos de cabreo cuando un taxista, al pasar cerca de él, le soltó:
—¡ingenieru du carro de merda!, venga que ya falta menos.
Recordó haber oído esa expresión en otras ocasiones y se tranquilizó pensando que el taxista seguramente era portugués.
****
Diría que hay los mismos trabajos nocturnos que diurnos. Por ejemplo, un policía que patrulla las calles de la ciudad, un cirujano que practica una apendicectomía de urgencia, el celador de una administración, aquel taxista pakistaní que llegó hace tres inviernos al país, un controlador de vuelo, un técnico mecánico encargado de la plataforma petrolífera, el maquinista del AVE, etc.
Ya sé que es una putada, pero no nos olvidemos de los recoge muertos, esos tipos que salen a cualquier hora a buscar al finado de turno. Y ya puestos, a las putas que trabajan en la calle.
Profesiones nocturnas hay casi tantas como de día. Lo único que cambia es el astro que en ese momento asome en el cielo. Sol o Luna. A veces coinciden los dos, sobre todo en el cambio de turno.
Creo que el horario más jodido es el que se cruza con altas horas de la madrugada y los primeros rayos de sol. El cerebro se vuelve loco. Los biorritmos se desequilibran durante una temporada, pero como en toda rutina, llega un momento que los controlas y todo se vuelve tan normal como esos que disfrutan del trabajo diurno.
Yo casi prefiero la noche.
****
Nunca he trabajado de noche. Sólo cuando estudiaba me había ido a dormir tarde o me había levantado muy pronto (para mí estudiar era un trabajo).
—No es saludable trabajar de noche y dormir de día ya que altera los ritmos circadianos del cuerpo y el biorritmo y esto puede traer problemas de salud—, me comentaba mi amiga Merche, que sabía de este tema y de muchos otros. Yo la escuchaba atentamente y pensaba que tenía razón. Cómo decían nuestros antepasados hay que ir a dormir cuando se esconde el sol y levantarse cuando sale, cuando cante el gallo.
Por la tarde ya estaban todos en casa y muy pronto en la cama. ¡No me extraña que hubiera tanta natalidad! La verdad es que tampoco había televisor, todo hay que decirlo.
Por suerte o no, siempre he trabajado de día aunque reconozco que el silencio y la tranquilidad de la noche me atrae de una manera extraña, ese silencio, esa sensación de que todo el espacio es para mí, me gusta y me reconforta.
Como todo en la vida, los trabajos nocturnos deben tener sus pros y sus contras, pero yo me quedo como estoy. ¿Y tú?
by solillum
Yo he probado los dos horarios y cada uno tiene sus pros y sus contras.
Pues a mi no me gusta trabajar ni de noche ni de mañana ni de tarde jajajajajaja. La noche es para los lobos
Yo también trabajo de noche y no la cambiaría por nada.