¿Por fin o al fin? No sabría qué decirte. ¿Se considera una buena noticia que la intervención de la misma “tira para adelante” o tendremos que esperar a los resultados? ¿Qué significado tendrá para ti disponer o no de la próstata?
Técnicamente servirá para algo, digo yo, pero si no la llevas incorporada en el cuerpo, ¿notarás su ausencia? ¿Aparecerán síntomas extraños que no te permitan desarrollar una vida normal?
Por cierto, ¿qué entiendes por una vida normal?
A vida normal me refiero a que no tengas que salir disparado porque en vez de un pedo salió algo que pesa más, o que no te dé tiempo de bajarte la bragueta porque notas que te meas y… ¡vaya por diooos!, te measte encima.
Hacer vida normal, entonces, lo entendemos como que puedas hacerte un par de huevos con patatas y pimientos verdes, sin que te vengan sofocos como los que padeció tu madre en épocas de menopausia. Quien dice tu madre, dice tu hermana mayor o una amiga cercana.
Seguro que todo saldrá bien. Ya lo verás.
Dicen que no hay mal que por bien no venga y si analizamos esta frase, el miércoles pesarás menos. ¡Qué te parece!
****
No hace mucho pude ver en Instagram los consejos que daba un urólogo para mantener saludable la próstata, esa fabulosa glándula presente en la gran mayoría de mamíferos machos y que es homóloga, en su origen embrionario y en su fisiología, a las glándulas de Skene de las féminas.
Pero este pequeño resumen/rollo/técnico, sacado de la Wikipedia, para poner en antecedentes a los analfabetoprostáticos, no debería desviar la atención sobre los consejos mencionados anteriormente.
Decía el urólogo de marras, como principal consejo, que un humano macho debería eyacular 21 veces al mes, por lo menos, para mantener la próstata saludable, tersa y suave; y, lo más importante, como prevención del cáncer del susodicho bicho. Lo siento, pero no puedo más que preguntarme si eso es posible, adecuado y asumible.
Entiendo que en la relación sexual con otra persona, en sus principios fogosos, eso se pueda conseguir gracias a la locura primigenia, con un deseo descarrilado por echar polvos a diestro y siniestro.
Sí, así lo puedo entender, pero el tiempo lo fríe todo y las rutinas aburridoras te llevan irremisiblemente a tener que pajearte como un mandril salido para llegar al objetivo.
Comments