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Próxima parada...

Joe Norton debía llegar a su cita antes de las próximas dos horas. No había tiempo que perder.


El martes, su secretaria Margaret le agendó una reunión exclusiva con un magnate del grafeno. Necesitaban un inversor y este tipo cumplía todos los requisitos.


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La ciudad se encontraba colapsada por culpa de los JJOO. No se veía un taxi libre, así que el señor Norton decidió bajar al subway para llegar a la hora acordada.


Antes de subirse al tren comprobó si estaba en el andén correcto.


El monitor anunciaba la llegada del próximo convoy en cuatro minutos.


Ya que el trayecto hasta la Blue Tower de Manhattan era largo, Joe lo aprovechó para repasar en silencio los argumentos que debían convencer al inversor.


Su concentración era tan intensa que no se percató del mensaje, por megafonía interna, del servicio de seguridad del metro.


En la próxima parada tenían prevista una revisión del tendido eléctrico que duraría aproximadamente una hora. Lamentaban las molestias que pudieran ocasionar a los usuarios del metro, que serían recompensados con cupones para tomar un taxi hasta sus destinos.


Cuando Joe se dio cuenta del parón ya era demasiado tarde para avisar de su retraso. Salió disparado del Subway.


Una vez en la calle no podía creer lo que veían sus ojos. Enfrente tenía la Torre Eiffel.



****

La nave Aurora 7 flotaba en el vacío, perdida. El capitán Drax revisaba los controles con el ceño fruncido. La última orden del sistema de navegación era desconcertante:

"Próxima parada: Desconocida."


—¿Qué significa esto? —murmuró la piloto Noa.

—El sistema ha trazado una ruta… pero el destino no existe en ningún mapa —respondió Drax.


Antes de que pudieran decidir, la nave entró en un túnel de hipervelocidad. Afuera, las estrellas se alargaron en líneas de luz azul.


Cuando salieron del salto, frente a ellos apareció un planeta cubierto de estructuras imposibles: torres flotantes, puentes que se doblaban en ángulos irreales, y un cielo dividido en dos colores.


—No es posible… —dijo Noa—. Aquí no debería haber nada.


De repente, la radio de la nave se activó con una voz distorsionada:

—Bienvenidos. Hemos esperado mucho tiempo.

—¿Quiénes son? —preguntó Drax.

—Ustedes… todavía no lo saben.


La pantalla de la nave parpadeó, mostrando imágenes de ellos mismos… pero más viejos.

Noa y Drax se miraron, sintiendo un escalofrío.


La nave comenzó a descender sin que nadie la controlara. La próxima parada ya no era desconocida. Era su destino… y su futuro.


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Streetjas
hace 5 días
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🙄🤔🤯

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