Inherente en algunos seres humanos, más que una condición, es una bendición.
No todo el mundo tiene esa capacidad y menos aún en estos tiempos de individualismo, egocentrismo y, si me apuras, en esta época en la que prima la tecnología por encima del humanismo.
Conectar con la naturaleza, con el universo, escuchar atentamente cómo resbala la tierra en la pendiente, sentir el zumbido de una abeja que va de flor en flor, apreciar el aire frío en la cara, respirar profundamente y notar cómo se renueva tu alma.
Disfrutar del momento, permanecer en equilibrio con el todo es, a mi entender, dejarse llevar, fluir.
Sin pensarlo, sin cuestionarse las emociones cada cinco minutos. Fluir con uno mismo, con los demás.
¿Qué es eso de fluir? preguntabas mientras ponías agua a calentar. Habíamos quedado para tomar un té de canela con galletas. Eran las cinco en punto de la tarde, hora de nuestro encuentro. Nos miramos a los ojos y, sin darnos cuenta, conectamos al instante.
Sin pronunciar ni una sola palabra, simplemente mirándonos a los ojos, tu alma y la mía se sincronizaron sin más. Sin esforzarse. De manera natural.
¿Y tú me preguntas qué es eso de fluir?
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Últimamente todo el mundo habla de “fluir”. Que si “fluye con la vida”, que si “deja que las cosas fluyan”. Pero, vamos a ver… ¿esto qué es? ¿Acaso somos ríos? Yo no recuerdo haberme matriculado en el Curso Intensivo de Corrientes Existenciales.
Intenté fluir un día. Me levanté y dije: Hoy no planifico nada, dejo que la vida me sorprenda. ¡Error! Mi despertador no sonó, me quedé sin café, el bus pasó de largo y, para colmo, en la oficina nadie fluyó con mi idea de llegar dos horas tarde. Y claro, el jefe: ¿Qué pasa? Y yo: Estoy fluyendo, ¿usted no?
Parece fácil, pero no. Fluir es como ese compañero de clase que siempre aprobaba sin estudiar, mientras tú estabas al borde del colapso con tus apuntes.
Luego están los que te dicen que fluir es no preocuparse. ¡Ja! Claro, prueba a no preocuparte de pagar el alquiler. Verás cómo el casero “fluye” hasta la puerta de tu casa.
Al final, llegué a una conclusión: fluir está bien, pero con un GPS emocional. Que sí, que de vez en cuando hay que soltar el control y relajarse, pero sin olvidarte de que eres humano, no una boya a la deriva.
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Fluye, déjate llevar, acepta lo que es, vive el momento presente, muy fácil de decir pero muy difícil de hacer, aunque no imposible.
Yo he podido experimentarlo algunas veces por eso sé que es posible. Llegar a ese estado flow conlleva soltarse, despreocuparse, aceptar las cosas como vienen y sobre todo, vivir como quieres vivir, hacer lo que te gusta sin pensar en el qué dirán.
Algo nuevo y diferente se despierta en tí y empiezas a inundarte de una alegría inmensa, te llenas de energía positiva y el mundo parece ser un lugar mucho mejor, aparece la magia de la vida.
Sin saber cómo ni porqué todo empieza a fluir, la vida se torna fácil y empiezan a suceder sincronicidades. Este estado se va retroalimentando y cada día te sientes mejor y eres capaz de fluir aún mucho más.
Fluir con la vida es un estado maravilloso que hace fácil lo que parecía difícil y te llena de paz y amor. Debería ser nuestro estado natural, aquí en la Tierra, pero no es así la mayoría del tiempo. Nuestra mente nos juega malas pasadas y nuestro ego hace que sintamos miedo y el miedo es incompatible con el hecho de fluir.
¡Fluye, be water!
by solillum
Mejor dejemos fluir las tuberías,aunque sean de las cloacas.