¿Qué tendrán los reels?

Juan le prometió a María que sería el último que visionaría esa noche. Llevaba meses enganchado a los putos reels.

Tiempo atrás, se dio de baja de Facebook, Instagram y de TikTok por lo mismo.

Se pasaba horas enteras deslizando el dedo hacia arriba, casi sin darse cuenta, sin fijarse en lo que miraba.

—Uno más y me vengo a la cama. Te lo prometo.

Pasaron unas semanas y María decidió lo que llevaba tiempo meditando.

—O borras el yutube del móvil o te dejo. Es tu última oportunidad.

Como era de esperar, Juan se quedó solo. María lo abandonó por aburrimiento. Se metía en la cama sola y se despertaba sola.

Nadie sabe qué tendrán los reels que nos absorben la poca masa encefálica que poseen algunos, incluido el que escribe a diario en el cuaderno de bitácora.

Los expertos en conducta dicen que esto va a peor. Nos tienen hipnotizados para que no hagamos otra cosa que no sea consultar el móvil cada cinco minutos.

Hace años, Lucas puso en marcha un experimento social en la gran ciudad.

No se lo podía creer, pero al vivirlo en directo, no tuvo más remedio que admitirlo.

¡Nos vamos al garete!

by Letslukin

****

Empiezas con uno y, cuando te das cuenta, llevas dos horas sentado en la misma posición, viendo recetas que jamás cocinarás y tutoriales de maquillaje que no necesitas, porque tu rutina de belleza sigue siendo lavarte la cara y andar despeinado el resto del día.

El algoritmo, ese brujo digital, sabe exactamente cómo atraparte. Si ves un perrito dando saltos en cámara lenta, olvídalo: el siguiente será un gato tocando el piano. Y si te atreves a darle "me gusta" a un video de humor, prepárate para una avalancha de sketches donde todos gritan por alguna razón.

Lo curioso es que nunca empezaste con la intención de ver reels. Abriste Instagram para responder un mensaje importante que sigue sin respuesta porque, al parecer, era más crucial aprender cómo hacer una tortilla de tres pisos que ni siquiera cabe en tu sartén.

Y una sensación rara cuando decides que ya es hora de parar. Guardas el móvil con determinación, pero a los tres minutos, ahí estás otra vez, justificándote con un "solo un par más" que en realidad significa "voy a seguir hasta que me duela el dedo de tanto deslizar".

¿Conclusión? No hay conclusión para una cosa infernal que es como un agujero negro que engulle tu tiempo, tu cordura y tus ganas de cocinar tortillas gigantes.

by Culturanima