Un texto mal combinado puede llevar a error, dependiendo de cómo lo escribas. Si te da por correr dos o tres sílabas a la izquierda o a la derecha y unirlas a la palabra anterior o posterior, es probable que se monte un pitote tan grande como cuando sueltan a los toros por las calles valladas en las fiestas de San Fermín.
Por poner un ejemplo, si utilizo el párrafo anterior y lo muevo a derecha o izquierda según los parámetros comentados, puede dar el siguiente resultado.
Untex to malpuntu ado pue de llevaraer ror, dependi en dode cómolo ten gasdes montado. Si teda porcorrerdos otres síla basalaizqui erdaoala de recha y unir lasala pala bra anterioro poste riores proba bleque semon te unpito tetangra ndeco mo cuandosu eltanalos tor osporlas callesva lladas enlasfi estasde San Fermín.
Dejar San Fermín ha sido un mero capricho. ¿Para qué desmontarlo todo? Tal vez no haga falta. Además, el que ha creado este experimento soy yo y, por lo tanto, puedo hacer lo que me dé la gana.
¿Te parece bien?
Si no lo crees interesante, siempre puedes cerrar la pantalla de tu Laptop y ver una película de ciencia ficción.
Tú mismo.
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¡Atención, escritores y amantes del caos literario! Hoy vengo a hablaros de una especie que habita en los rincones más oscuros de nuestros cuadernos y archivos de Word: los textos mal combinados.
Estos seres únicos parecen el resultado de un cruce entre una receta de cocina, una novela de misterio y las instrucciones para montar un mueble de Ikea. ¡Puro arte abstracto en palabras!
El primer síntoma de un texto mal combinado es cuando empiezas leyendo sobre un detective que sigue las pistas de un asesino, y antes de que te des cuenta, está precalentando el horno a 180 grados para hornear galletas.
¿Y qué tal esos correos en los que, por alguna razón misteriosa, terminas deseándole "un feliz cumpleaños" a tu jefe cuando lo que querías era hablar de las ventas trimestrales?
Los textos mal combinados no son errores, ¡son oportunidades para la sorpresa! Cada párrafo es como una caja de bombones donde nunca sabes si encontrarás poesía, matemáticas o las instrucciones para desactivar una bomba.
Así que, amigos, cuando un texto os quede como un Frankenstein literario, no lo borréis. Al contrario, ¡dejadlo vivir! Porque, al final, el mejor arte a veces es el que no entendemos.
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