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Treinta centímetros

¿Nos engañan como a bobos? Te pasas casi ocho meses esperando que llegue el día donde se anuncie que acaba de inaugurarse la nueva temporada. Cada año vas a la misma estación, por proximidad, por facilidad, pero sobre todo porque puedes hacer un sube-baja.



Hace dos semanas, por temas de logística, no pudiste ir. En el parte de nieve anunciaban más de sesenta centímetros de nieve polvo. Esa nieve que se asemeja a una nube por su ligereza, de aspecto angelical y muy fácil de gestionar. Pero ese jueves no te estrenaste.


Hace dos días, por fin, llegó el momento de experimentar nuevos retos, nuevas sensaciones. Después de una intervención importante creías que no estarías a la altura de las circunstancias.


A las 9:15 a.m. aparcas el coche en la estación.

Entras a las oficinas para verificar que todos los datos estén correctos.

Compras el seguro de accidentes y regresas al coche para ponerte el equipo.


En el tablón del parte informan de viento por la tarde.


Con una sonrisa picarona, accedes al telesilla y compruebas que no hay más de treinta centímetros en pista.


Y los otros treinta que anunciaban, ¿dónde han ido a parar?


¡Será posible!



****

Era una noche calurosa en el restaurante más exclusivo de la ciudad, El Gourmet Encendido. En la cocina, el chef Matteo, famoso por su temperamento y pasión culinaria, estaba al borde del colapso.


Un crítico gastronómico de renombre había llegado inesperadamente, y el plato estrella de la noche, el filete a la llama con salsa secreta, tenía un problema: el filete debía medir exactamente treinta centímetros. Ni más, ni menos.


¡Treinta centímetros es lo que prometimos! rugió Matteo, sudando mientras sujetaba una regla en una mano y un cuchillo afilado en la otra.


Su ayudante, Sofía, suspiró. Chef, tal vez el tamaño no lo es todo. Lo importante es el sabor.


Matteo la fulminó con la mirada. ¡El sabor importa, pero la perfección es nuestra firma!


Tras varios intentos fallidos, Matteo decidió arriesgarse: usó un filete ligeramente más pequeño pero perfeccionó la salsa, añadiendo un toque de chile habanero y chocolate negro, una combinación explosiva.


Cuando el crítico probó el plato, su reacción fue inmediata. Una explosión de sabores lo dejó sin palabras, y una lágrima resbaló por su mejilla.


Treinta centímetros o no, este plato es pura pasión, dijo.


Matteo sonrió por primera vez en toda la noche. A veces, pensó, el verdadero fuego está en lo inesperado.


1 Comment

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Streetjas
hace 7 días
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No siempre depende de una medida en concreto. Cómo decía la Trinca en una de sus famosas canciones.. NO VE D'UN PAM, NO VE D'UN PAM... 😁😉

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