Phishing
- dowlezes
- 27 abr
- 2 Min. de lectura
Phishing o cómo herir tus pupilas con esas faltas de ortografía tan salvajes que parece que estén hechas adrede.
Los ciberdelincuentes, antes de lanzar esos espantosos correos al resto de los humanos, podrían hacer un curso de ortografía, digo yo. Quizás más de un mortal picaría.
¿Acaso lo hacen a propósito?

Tal vez, con esta táctica pretenden hacer una criba entre los que seguro harán clic en ese enlace tan “azucarado” que te plantan frente a los morros y los que no lo harían en la vida porque no se fían ni de su sombra.
Correos electrónicos cada vez más sofisticados, con pantallas prácticamente igual que las de tu banco, de Correos, de Hacienda o de Tráfico; de aquél premio que no has ido a recoger porque, ni siquiera sabías que te habías presentado, de la ayuda a Miguel que se quedó atrapado en Zambia, de tu hijo, teniendo en cuenta que eres soltero, pidiéndote un ingreso urgente para regresar a casa, etc.
Centenares de emails que, por suerte, potentes anti spams frenan con sus poderosos filtros.
Aún así, más de un humano caerá en sus tentáculos por no fijarse bien en el remitente. Esa url tan inverosímil como estrambótica.
****
¿Piensas que el phishing tiene que ver con cañas de pescar y atardeceres en el muelle? Pues no, este tipo de pesca es mucho más sofisticada y, seamos sinceros, bastante más molesta. Es como si alguien te lanzara un anzuelo, pero en lugar de un pez, lo que se llevan son tus contraseñas y tu dignidad.
Primero, están los clásicos: "Estimado usuario, su cuenta está en peligro. Por favor, haga clic aquí para salvarla." Claro, porque un banco legítimo te escribe sin mencionar tu nombre y con faltas de ortografía que harían llorar a tu profesor de primaria.
Luego vienen los creativos: "¡Has ganado un iPhone 15 Pro Max!" (sin haber participado en ningún concurso). ¿De verdad? ¿Te crees tan especial como para que Apple esté pensando en regalarte uno a ti?
Y finalmente están los pros: correos que parecen reales, pero tienen algo raro, como un dominio tipo "tu-banco.noesfraude.org". Lo abres, pones tus datos y, ¡pum!, tus ahorros desaparecen más rápido que el WiFi en el metro.
Así que aquí va mi consejo: si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo es. Antes de dar clic, respira, sospecha, y recuerda: los peces pican, pero tú no tienes que hacerlo.
Totalmente de acuerdo.